Monasterio de Santo Toribio en Liébana

Su historia se remonta al siglo VI, aunque fue en el siglo VIII cuando adquirió verdadera relevancia al trasladarse allí los restos de Santo Toribio de Astorga y, con ellos, el Lignum Crucis, el mayor fragmento conservado de la cruz en la que fue crucificado Jesucristo.

Este hecho transformó al monasterio en un centro de peregrinación de primer orden y en un lugar sagrado de referencia para miles de personas a lo largo de los siglos.

Visitar el Monasterio de Santo Toribio es hacer un viaje al pasado y a lo espiritual.

Su iglesia gótica, construida entre los siglos XIII y XIV, alberga la Capilla del Lignum Crucis, donde se custodia esta valiosa reliquia dentro de un hermoso relicario.

Otro de los rincones más conocidos del conjunto es la Puerta del Perdón, que se abre únicamente durante los Años Jubilares Lebaniegos, cuando el día de Santo Toribio, el 16 de abril, coincide en domingo.

Durante los Años Jubilares, además, se organizan eventos culturales, conciertos, conferencias y exposiciones que enriquecen aún más la experiencia.

La visita al Monasterio de Santo Toribio puede completarse con un recorrido por otros lugares de interés cercanos como la Torre del Infantado en Potes, el mirador de la Cruz o el pintoresco pueblo de Mogrovejo, todo ello enmarcado por la majestuosidad de los Picos de Europa.

Sin duda, el Monasterio de Santo Toribio en Liébana es uno de esos lugares que dejan huella.

Ya sea por su valor religioso, su peso histórico, su entorno natural o su aura especial, visitar este santuario cántabro es una experiencia que combina espiritualidad, belleza y cultura, convirtiéndose en un destino imprescindible para quienes buscan descubrir los tesoros del norte de España.