Cueva de Los Corrales
Índice la Cueva de Los Corrales
Esta cueva combina materiales paleontológicos, industrias líticas y cerámicas, así como manifestaciones rupestres de distintas épocas, entre las que destacan los grabados paleolíticos de dos animales afrontados.
Acceso
La cavidad se sitúa en una ladera escarpada de difícil acceso, a la cual se llega a través del antiguo trazado del ferrocarril minero, próximo a la cantera de Sámano.
Aunque no es de fácil tránsito, el recorrido hasta su entrada ofrece una inmersión directa en un paisaje de fuerte carga histórica y geológica.
Contexto cronológico
Las manifestaciones de arte rupestre paleolítico de la cueva de los Corrales han sido asignadas estilísticamente al Magdaleniense Inferior, entre 16.500 y 14.000 años antes del presente, enmarcadas dentro del estilo IV de Leroi-Gourhan.
Además, otras expresiones de tipo esquemático-abstracto, como cazoletas y pinturas negras, apuntan a su utilización ritual durante la Prehistoria Reciente, probablemente en el Neolítico Final o la Edad del Bronce.
Descripción de la cavidad
La cueva es una cavidad fósil de gran desarrollo horizontal, con una amplia boca de entrada que da acceso a un vestíbulo principal de dimensiones generosas.
Desde este espacio central, dos galerías se bifurcan hacia lados opuestos. La galería izquierda conduce a una salita circular que acaba colmatada, mientras que la galería derecha sigue un trazado rectilíneo, estrecho y relativamente alto, donde se concentran los principales hallazgos de interés arqueológico y artístico.
Esta segunda galería, aunque más reducida en longitud, es clave para comprender el significado simbólico del lugar.
Yacimiento arqueológico
En el lado derecho del vestíbulo, se han hallado numerosos materiales paleontológicos y líticos, así como fragmentos de cerámicas a mano, evidencias de ocupaciones humanas en distintas fases.
En el fondo de esta galería se localizaron restos líticos más abundantes, huesos y cerámicas realizadas a torno, lo que indica un uso prolongado y diversificado de la cueva a lo largo de los milenios.
Esta versatilidad funcional convierte al yacimiento en una fuente clave para el estudio de la transición entre la Prehistoria antigua y reciente.
Manifestaciones rupestres
En el fondo del vestíbulo, sobre la roca caliza, se documenta un grupo de cazoletas asociadas al estilo esquemático de la Prehistoria Reciente.
No muy lejos, se encuentran pequeños paneles de pintura negra del ciclo esquemático-abstracto, caracterizados por su simpleza gráfica pero alto contenido simbólico.
Estas expresiones, aunque menos espectaculares visualmente, demuestran la continuidad del uso ritual de la cavidad más allá del Paleolítico.
No obstante, el gran tesoro artístico se encuentra en la galería derecha, donde aparecen dos grabados paleolíticos incisos finos que representan sendos animales afrontados: un ciervo completo, realizado con grabado fino y con el pecho decorado mediante estriado, y una cabra completa trazada con línea simple y estilizada.
Ambas figuras muestran un nivel de realismo inusual, reflejando no solo un dominio técnico en el grabado sino una intención simbólica clara.
Esta disposición de animales uno frente al otro es típica del estilo IV de Leroi-Gourhan, lo que refuerza su atribución cronológica al Magdaleniense Inferior.
Estado de conservación e investigaciones
Desde su descubrimiento en los años 70, la cueva ha sido objeto de exploraciones intermitentes, pero carece aún de un plan de puesta en valor o protección activa.
El estado general de conservación es aceptable, aunque se ha registrado cierta degradación natural y la entrada sigue sin estar protegida.
La ausencia de señalización o accesibilidad limita su proyección pública, pese a su relevancia científica y patrimonial.
Importancia patrimonial
La cueva de los Corrales representa uno de los ejemplos más claros del arte figurativo paleolítico en la zona oriental de Cantabria.
La escena de los animales afrontados es una composición simbólica de enorme valor arqueológico, que además se enmarca en un contexto estratigráfico con materiales líticos, óseos y cerámicos de diversas épocas.
Esta combinación de elementos convierte a la cavidad en un espacio ritual de larga duración, que fue reutilizado a lo largo de miles de años para funciones simbólicas, domésticas y funerarias.
Su inclusión en futuras rutas culturales o programas de conservación sería un paso fundamental hacia la divulgación de un patrimonio que permanece injustamente olvidado.