Puente Romano de Noja
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Aunque su nombre puede llevar a confusión, ya que no fue construido durante la época romana, sí conserva la estructura y estilo típicos de los puentes medievales que seguían la tradición arquitectónica romana.
Este puente de piedra de sillería, de aspecto rústico y sobrio, se alza sobre un pequeño cauce que conecta con las Marismas de Joyel, formando parte de un antiguo camino rural que unía diferentes zonas del municipio.
Su construcción se remonta probablemente a entre los siglos XV y XVI, aunque se cree que pudo sustituir a otro anterior de origen más antiguo, tal vez romano o altomedieval.
Rodeado de vegetación, campos y marismas, es uno de los lugares más fotogénicos y tranquilos del municipio, ideal para quienes disfrutan de paseos rurales, rutas a pie o en bicicleta, o simplemente buscan conectar con la historia y la naturaleza.
Además, forma parte del entorno del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, por lo que su valor ecológico es también significativo.
Su diseño sencillo y funcional permitía el paso de personas, animales y carros, y ha resistido siglos de uso y erosión.
A pesar del paso del tiempo, se conserva en buen estado, y ha sido objeto de labores de restauración para preservar su estructura sin alterar su estética original.
Hoy en día, el Puente Romano de Noja es un lugar poco conocido por muchos turistas, lo que lo convierte en un rincón ideal para descubrir otra faceta de Noja, más ligada al pasado agrícola y rural que a las playas o el turismo de sol y mar.
Es habitual que caminantes y ciclistas lo incluyan en sus rutas, especialmente al recorrer las marismas o adentrarse en los caminos del interior del municipio.
Además, es un excelente punto de partida para recorrer zonas como el Molino de las Aves, las Marismas de Joyel, o incluso llegar hasta Santoña a través de rutas naturales señalizadas.