Cueva de Los Marranos
Índice Cueva de Los Marranos
Lo que en los años 50 parecía una cavidad más con restos de materiales dispersos, se está revelando como un posible nuevo referente del arte rupestre paleolítico en Cantabria.
Descubierta por los Camineros de la Diputación y explorada más tarde por el Speleo Club Cántabro en los años 70, esta cueva ha sido objeto de atención renovada gracias a la utilización de análisis multiespectral, una técnica que permite recuperar pigmentos invisibles al ojo humano.
Un entorno natural con vocación prehistórica
La entrada a la cueva es amplia, de unos 10 metros de ancho por 2 de alto, orientada al sureste, y da paso a un vestíbulo con gran acumulación de bloques.
Desde aquí, dos galerías paralelas de unos 10 metros conducen a una sala más amplia y descendente, donde fluye un pequeño cauce de agua que se pierde en un espacio inaccesible.
Esta geografía interna, sumada a su proximidad al río, convierte a Los Marranos en un espacio ideal para la ocupación esporádica y ritual en la Prehistoria Superior.
Materiales dispersos, señales claras
Entre los materiales hallados destacan herramientas de cuarcita y sílex, como raspadores, lascas y útiles denticulados, muchos de ellos probablemente usados en actividades de caza o preparación de pieles.
Algunos de estos restos se conservan actualmente en los fondos del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).
Además, se encontró una hebilla de bronce con paralelos en los siglos XV y XVI, lo que sugiere un uso residual del espacio en época más reciente, aunque de forma anecdótica.
Pinturas rupestres casi borradas por el tiempo
El conjunto rupestre de la Cueva de Los Marranos es modesto a simple vista, pero de gran valor simbólico.
Las representaciones se localizan en una galería lateral del fondo del vestíbulo, especialmente en su pared izquierda.
Aquí, a ras de suelo, aparecen alineaciones horizontales de puntos rojos muy desgastados, algunas agrupadas en “hileras” que se repiten a lo largo de varios metros.
En una zona concreta se distingue un relleno de color con varias líneas de puntos y manchas, sobre las cuales hay más agrupaciones.
Aunque las formas figurativas no son claras —y muchas están deterioradas—, se cree que podrían representar cuadrúpedos o signos simbólicos.
Estas manifestaciones, por su estilo y disposición, se adscriben tentativamente a una fase antigua del Paleolítico Superior, posiblemente el Solutrense (entre 20.000 y 17.000 años antes del presente).
Un futuro lleno de incógnitas y promesas
Gracias a los avances en tecnología de análisis de pigmentos, y como ya ha sucedido en cavidades como La Llosa, Micolón o Porquerizo, se espera que Los Marranos revele nuevos conjuntos pictóricos en un futuro cercano. El potencial de esta cueva es alto, y las investigaciones que se están desarrollando podrían situarla en un lugar destacado dentro del arte rupestre cantábrico.
No sería extraño que, en los próximos años, esta modesta surgencia fósil pase de ser una cueva poco conocida a convertirse en uno de los enclaves clave para el estudio de las primeras expresiones simbólicas en el norte peninsular.