Cueva de La Estación
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Un hallazgo discreto pero revelador
La cavidad fue reconocida a mediados de los años 80 por miembros del C.A.E.A.P. (Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica).
Aunque no presenta yacimiento arqueológico estratificado asociado a ocupaciones humanas, su interés reside exclusivamente en las manifestaciones rupestres halladas en una de sus salas interiores.
La ausencia de materiales de superficie no resta importancia al lugar, ya que su localización —una surgencia en la base de un cerro calizo con acceso directo al río Saja— responde a un patrón geográfico típico de otros santuarios paleolíticos.
La función simbólica y espiritual del enclave, más que su uso como hábitat, es lo que le otorga su verdadero valor.
Una galería con huellas del pasado
El interior de la cueva está formado por galerías rectilíneas de tamaño medio, con techos y paredes altamente arcillosos, lo que posiblemente ha favorecido la conservación de sus grabados.
A unos 80 metros de la entrada, se encuentra una sala amplia, producto de la intersección de dos corredores, donde se documentaron las representaciones artísticas.
El conjunto rupestre
En esa sala se identificaron nueve figuras grabadas del tipo “macarroni”, una técnica habitual en fases iniciales del arte paleolítico, donde se traza directamente con los dedos o con instrumentos rudimentarios sobre la arcilla fresca de las paredes.
Entre los motivos más destacados figura lo que se ha interpretado como la figura esquemática de un caballo, así como varios signos abstractos y líneas no figurativas de significado incierto.
Este tipo de arte se asocia frecuentemente con los momentos más antiguos del Paleolítico Superior, siendo posible su adscripción al Auriñaciense o Gravetiense (entre 35.000 y 25.000 años antes del presente).
Aunque el conjunto es modesto, su valor es significativo: nos encontramos ante una de las pocas expresiones tan tempranas del arte rupestre conservadas en la región, y su estudio ha contribuido a enriquecer el panorama cronológico del arte paleolítico cantábrico.
Acceso natural y discreto
La Cueva de La Estación es una surgencia semiactiva, abierta en la base del cerro y de fácil acceso desde el entorno inmediato de la estación de tren. El enclave natural, rodeado de vegetación de ribera y junto al curso del río Saja, proporciona un contexto geográfico ideal para la interpretación simbólica del arte allí hallado.
Pese a su proximidad a infraestructuras modernas, la cavidad ha sido poco alterada, y su entorno conserva en gran medida su carácter original.