Cueva de Cudón
Índice La Cueva de Cudón
Este artículo ofrece una visión detallada de su historia, características y el valor cultural que representa.
Historia del Descubrimiento e Investigaciones Arqueológicas
Descubierta en 1929 por un vecino de Miengo, la Cueva de Cudón fue objeto de estudio por destacados prehistoriadores como H. Alcalde del Río, H. Breuil, H. Obermaier y J. Carballo.
Estos investigadores identificaron la existencia de un yacimiento arqueológico y algunas pinturas en su interior. En 1963, el Seminario Sautuola localizó los denominados “macarroni” abstractos.
A principios de los años 80, el C.A.E.A.P. halló un gran número de manifestaciones rupestres.
Desde 2011, el gabinete arqueológico GAEM lleva a cabo un estudio sistemático de la cavidad, tanto en el yacimiento arqueológico como en el análisis de las manifestaciones pictóricas, planteando la hipótesis aniconista que ha sido bien acogida en la comunidad científica.
Características geológicas y arquitectónicas de la cavidad
La cueva presenta una longitud total de más de 2 kilómetros, conformándose en su interior paredes y techos prácticamente lisos.
Se compone de un piso superior fósil, seco y fácilmente practicable, y otro activo, recorrido por el agua, infrapuesto.
La entrada principal se sitúa al pie de la carretera que une Requejada y Miengo, justo en el núcleo urbano de Cudón.
Estratigrafía y hallazgos arqueológicos
En el vestíbulo de la cueva existe un yacimiento arqueológico con niveles del Paleolítico Medio y Superior, incluyendo el Chatelperroniense y el Magdaleniense Inferior, así como materiales de época visigótica y medieval.
En el interior se han hallado materiales que abarcan desde la segunda Edad del Hierro hasta la Edad Media.
En la segunda boca han aparecido materiales del Paleolítico Inferior. Estos hallazgos evidencian una ocupación humana continua y diversa a lo largo de milenios.
Arte Rupestre: Una Manifestación Única del Aniconismo
Se han catalogado más de 700 representaciones gráficas atribuibles al Paleolítico, distribuidas de la siguiente manera:
589 pinturas rojas, 1 pintura roja y negra, 4 pinturas negras de manganeso, 37 pinturas negras de carbón, 33 grabados incisos gruesos, 1 grabado inciso fino y 70 grabados digitales o “macarroni”.
Los motivos son muy variados, destacando la abundancia de puntuaciones, signos complejos como un laciforme y varias vulvas, y manchas. Solo hay dos motivos figurativos: un prótomo de caballo en rojo y la cabeza de un ciervo grabado.
Además, se encuentra una mano en negativo, mutilada, en rojo. Estas manifestaciones parecen encuadrarse en el estilo II de Leroi-Gourhan, en el Auriñaciense o Gravetiense.
Hipótesis aniconista y su relevancia cultural
Los estudios recientes sugieren que la Cueva de Cudón representa una tendencia única y diferenciada en el arte rupestre paleolítico, caracterizada por el aniconismo, es decir, la ausencia de representaciones gráficas relacionadas con creencias o elementos naturalistas como animales o personas.
Esta corriente artística, que pudo desarrollarse paralelamente a otras corrientes figurativas entre el 28.000 y 25.000 a.C., se manifiesta en la presencia de puntos, trazos pareados, manchas de color y, en casos excepcionales, partes del cuerpo humano.
La técnica del pintado es sencilla y rudimentaria, buscando un contacto físico directo con las paredes de la cueva más que un efecto estético.
Acceso y protección del sitio
La cueva se encuentra cerrada al público y es necesario solicitar la visita en la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria.
Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1998, y su entorno de protección fue establecido en el Boletín Oficial de Cantabria el 11 de abril de 2005.
Importancia en el contexto del arte rupestre Cantábrico
La Cueva de Cudón es un ejemplo clarificador de un yacimiento que permanece en el olvido administrativo, a pesar de su riqueza patrimonial.
Comparada con otras cuevas como la de Áurea, que con menos de 20 m² y 2-3 representaciones pictóricas ha recibido una amplia cobertura mediática y visitas de autoridades, Cudón alberga más de 700 representaciones entre pinturas y grabados y se sitúa al pie de una carretera, siendo fácilmente accesible.
Conclusión
La Cueva de Cudón es un tesoro arqueológico que ofrece una visión única del arte rupestre paleolítico en Cantabria.
Su singularidad radica en la abundancia de representaciones abstractas y la escasez de motivos figurativos, lo que sugiere una corriente artística anicónica.
A pesar de su importancia, permanece en gran medida desconocida, lo que subraya la necesidad de una mayor difusión y protección de este patrimonio cultural.