A partir de 2026, los cántabros podrán decidir a qué hospital quieren ser derivados desde su centro de salud. Así lo anunció la presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, presentándolo como una gran mejora del sistema. La realidad, sin embargo, es que la medida no viene acompañada de compromisos claros para reducir las listas de espera ni asegurar una atención más ágil.
Aunque se está trabajando en las herramientas informáticas necesarias para implementar esta “elección hospitalaria”, lo cierto es que esta novedad no entrará en funcionamiento hasta dentro de casi un año, y comenzará de forma parcial. Mientras tanto, los usuarios seguirán padeciendo demoras y saturación en sus centros habituales.
Junto a esta medida, la presidenta también ha desgranado una batería de anuncios sanitarios: desde nuevas consultas para enfermedades raras en Valdecilla hasta promesas de ampliación en Sierrallana o Castro Urdiales. Grandes titulares… pero muchos con fechas abiertas, sin obras comenzadas o en fase de redacción de planes funcionales.
En cuanto a las listas de espera, Buruaga ha asegurado que han mejorado respecto a los datos de 2023, pero reconoció que “aún falta mucho por hacer”. Y tanto. Porque aunque las demoras hayan bajado de media, miles de cántabros siguen esperando con angustia que les llamen para una prueba o una operación.
El Gobierno, eso sí, promete estar trabajando “en la buena dirección”, con un plan dotado de 55 millones para tres años y el esfuerzo de los profesionales sanitarios como principal garantía. Lo que no está tan claro es si los usuarios notarán alguna diferencia real más allá de poder elegir el hospital… en el que seguir esperando.
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