Capítulo I: Sombras en el horizonte
En el crepúsculo de la era de la caza de ballenas, cuando los mares se habían vuelto más hostiles y las presas más escasas, el último barco ballenero de Santander se alzaba solitario en el puerto, un testamento silencioso a una época olvidada. Los marineros que se aventuraban a bordo podían sentir el peso de la historia en cada tabla de madera y la sombra de un destino sombrío acechando en el horizonte.
Capítulo II: El legado de los cazadores
Los marineros que aún recordaban los días de gloria de la caza de ballenas compartían historias de gigantes marinos y batallas épicas en alta mar. Pero el tiempo había pasado factura, y los días de abundancia habían quedado atrás. Ahora, solo quedaba el eco de un pasado lejano y el anhelo de días mejores que se desvanecían como el aliento en el frío viento marino.
Capítulo III: El último viaje
El capitán, un hombre de mirada cansada y manos endurecidas por incontables batallas con las criaturas del océano, se embarcó en una última travesía en busca de una presa que podría cambiar su fortuna y asegurar la supervivencia de su maltrecha tripulación. Pero en las profundidades del océano, algo inquietante se movía, acechando en la oscuridad y despertando antiguos temores que se creían olvidados.
Capítulo IV: Las sombras del pasado
A medida que el último barco ballenero se adentraba en aguas desconocidas, las sombras del pasado emergían lentamente. Los marineros comenzaron a escuchar susurros fantasmales en las noches sin luna, voces susurrantes que hablaban de antiguas maldiciones y monstruos insondables que esperaban su momento para emerger de las profundidades.
Epílogo: El precio del olvido
El último barco ballenero de Santander se convirtió en una tumba flotante, una trampa mortal en la que los marineros se encontraron cara a cara con el terror que acechaba en los abismos del océano. Las criaturas marinas, seres antiguos y terribles que se habían alimentado de ballenas y hombres por igual, se alzaron de las profundidades, reclamando venganza por siglos de caza despiadada.