La costa cántabra vuelve a teñirse de luto. Esta mañana, efectivos de emergencias han localizado el cuerpo sin vida del joven de 23 años que desapareció este jueves mientras se bañaba en la playa de Fuentes, en San Vicente de la Barquera. Un baño que debía ser rutina acabó en pesadilla.
El joven, que se encontraba acompañado de un amigo —quien logró salir del agua por sus propios medios—, fue engullido por el mar ante la impotencia de los presentes.
Su desaparición activó de inmediato un amplio dispositivo de búsqueda en el que participaron más de una decena de efectivos, incluidos bomberos del Parque de Emergencias de Valdáliga, Policía Local, Guardia Civil (por tierra y aire), Salvamento Marítimo, Cruz Roja, el helicóptero del Gobierno de Cantabria y su unidad de drones.
Pese a la rápida movilización y el uso de todos los medios disponibles, la oscuridad obligó a suspender las labores durante la noche. El cuerpo fue finalmente hallado esta mañana, ya sin vida, poniendo fin a la angustiosa espera.
Una vez más, la tragedia nos recuerda que el mar no perdona. Que cada baño puede convertirse en una lucha contra la fuerza bruta de la naturaleza.
Y que no es suficiente con tener helicópteros y drones si la prevención y la conciencia siguen fallando. ¿Cuántas vidas más se necesitan para que dejemos de subestimar el riesgo?
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