Los faros de Cantabria más especiales

Hay algo en la forma en que el mar se encuentra con los acantilados, en cómo el viento cambia de dirección sin previo aviso o en la calma que se respira cuando el paisaje se abre frente a ti.

Si te gusta observar, parar, caminar sin mirar el reloj y dejarte llevar por la costa sin rumbo fijo, este rincón del norte te va a dar mucho.

Una de esas pequeñas obsesiones que terminan haciéndose grandes es la de buscar faros. Sin mapa, ni con prisa.

Solo con la idea de encontrarlos y descubrir qué historia cuentan sin necesidad de palabras. No todos están en lo alto ni todos son iguales.

Algunos apenas se anuncian y otros parecen querer ser vistos desde lejos.

Lo que sí tienen en común es esa forma de mirarte como si llevaran toda la vida ahí esperando a que llegues.

En esta guía hemos reunido los que, sin pretensiones, nos parecen los faros de Cantabria más especiales. No por fama, ni por ranking. Simplemente porque tienen algo que los hace inolvidables.

Y queremos compartirlos contigo para que tú también los vivas a tu manera.

No hace falta ser experto en faros ni llevar una cámara profesional colgada al cuello. Solo ganas de mirar con calma, dejarse sorprender por el camino y entender que muchas veces, lo mejor del viaje está en los detalles pequeños.

Así que si un día de estos te acercas a la costa cántabra y te cruzas con una luz al fondo o una torre solitaria en el horizonte, ya sabrás que ese lugar tiene su historia. Quizá te sientes, mires al mar un rato, y sin darte cuenta, te encuentres sonriendo.

Nos vemos por el norte. Ojalá bajo la luz de un faro.