Colegiata de Santa Cruz de Castañeda
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Colegiata de Santa Cruz de Castañeda: piedra, linterna y eternidad románica
Un templo de arcos profundos, ábsides tallados y siglos de devoción. En lo alto del pueblo de Socobio, tras desviarse por la carretera que une Vargas con Solares, se encuentra una de las joyas del románico cántabro: la Colegiata de Santa Cruz de Castañeda.
Su planta, en origen de cruz latina, despliega una arquitectura que resume con fuerza la transición del románico al protogótico, en un recorrido visual que abarca del siglo XII al XIII.
La entrada principal, en la fachada oeste, impone con su puerta de medio punto rodeada por ocho arquivoltas. Sobre ellas, un guardapolvos decorado con hojas inscritas en círculos añade movimiento al conjunto.
A su lado, otra puerta más discreta da acceso a las naves añadidas en la ampliación posterior.
La torre, de planta cuadrada, se eleva con sobriedad entre el muro sur de la nave y el crucero, destacando solo en su parte superior con ventanales geminados abiertos en cada frente.
Ábsides esculpidos y juegos de luz en piedra
De los tres ábsides originales sólo se conservan dos: el central —más alto y ancho— y el lateral derecho. El ábside mayor, visto desde el exterior, se organiza en tres niveles gracias a impostas decoradas: la inferior, con motivos de ajedrezado, y la superior, de palmetas.
Tres ventanas de medio punto se abren en la banda intermedia, ricamente talladas con arquivoltas de baquetón, dientes de lobo y hojas en círculos como guardapolvos.
El ábside lateral norte repite el ajedrezado en su imposta y conserva una sencilla ventana.
Dentro, la nave se cubre con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones, probablemente incorporados en el siglo XVII. Pero es en el crucero donde la estructura alcanza su momento más simbólico: cuatro arcos torales sostienen la linterna, que se alza en dos cuerpos separados por una imposta de rombos.
El inferior posee tres ventanas apuntadas, mientras que la cúpula semiesférica superior se apoya en trompas decoradas con arquivoltas. Todo el conjunto crea un juego vertical de luz y estructura que lleva la mirada hacia lo alto.
Capítulos de piedra: canecillos, capiteles y sepulcros
En el presbiterio y ábside interior, una arquería ciega con dos arquivoltas y guardapolvos de hojas forma la base de un programa escultórico sobrio pero expresivo.
Una imposta de dados da paso a las tres ventanas, y otra de palmetas sostiene la cúpula absidal. Canecillos y capiteles repartidos por toda la colegiata completan esta narrativa pétrea, con una gama iconográfica amplia que culmina en los capiteles del crucero y del ábside, considerados entre los más valiosos del conjunto.
En las naves añadidas durante la fase protogótica se conserva un grupo de sepulcros medievales. Destaca especialmente el del abad Munio González, datado en 1331, cuya presencia otorga al templo no sólo valor artístico, sino también peso funerario y memoria colectiva.
Devoción esculpida: vírgenes, retablos y calvarios
Sobre el altar se sitúa un calvario en madera de principios del siglo XV, con un crucifijo acompañado por imágenes de la Virgen y San Juan. A los lados, dos tallas góticas de la Virgen completan el grupo devocional.
En cuanto a los retablos, la colegiata conserva un antiguo retablo mayor de estilo romanista y otros barrocos de gran riqueza, como el de la capilla del Evangelio o el dedicado a D. Juan de Frómista.
Estas piezas reflejan la evolución del arte sacro a lo largo de los siglos, integrándose con armonía en un espacio que nunca ha dejado de estar vivo.
PREGUNTAS SOBRE Colegiata de Santa Cruz de Castañeda
¿Dónde se encuentra la colegiata?
¿De qué época es su construcción?
¿Qué estilo arquitectónico presenta?
¿Qué elementos destacan en su estructura?
¿Qué obras artísticas conserva en su interior?
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