Con La chica del lago, Mikel Santiago confirma que el thriller también puede tener alma.
La novela parte del regreso de Quintana Torres, una escritora de éxito que vuelve a su pueblo natal para enfrentarse a un pasado que creía enterrado: la muerte de una joven años atrás, un suceso que marcó a toda una generación y que vuelve a resurgir con fuerza. Un pueblo en el que todos guardan secretos.
Santiago construye la tensión con maestría. Cada diálogo, cada silencio, cada sombra parece guardar un secreto.
El paisaje del norte se convierte casi en un personaje más: húmedo, gris, lleno de ecos que nunca se apagan.
La prosa del autor es directa, ágil y visual, pero también deja espacio para la emoción, para esa culpa que persigue a los personajes como una niebla persistente.
Las últimas doscientas páginas son pura adrenalina: el ritmo se acelera, la intriga se dispara y la sensación de peligro crece hasta el desenlace, tan impactante como inimaginable.
La chica del lago no solo atrapa: te sumerge en un laberinto de recuerdos, mentiras y heridas que aún sangran. Ya disponible en librerías.
Nuestras notas durante la lectura:
«Aquí los silencios pesan tanto como los gritos que nunca se dieron”
“Hay novelas que se leen con la cabeza, pero esta se vive con el corazón acelerado”
“Cada página es una grieta por la que se cuela el miedo, la culpa y la verdad que nadie quiere mirar.”
“Entre la niebla y la memoria, Mikel Santiago demuestra que el pasado nunca se entierra del todo.”

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