Conjunto de cavidades de Arco-Pondra
Índice Conjunto de cavidades de Arco-Pondra
A pesar de su relativa discreción geográfica, su valor arqueológico ha ido en aumento en las últimas décadas gracias a investigaciones rigurosas que han permitido su adscripción al período comprendido entre el Gravetiense y el Solutrense.
Acceso
El conjunto de cavidades de Arco-Pondra se sitúa en la vertiente norte del Desfiladero de Carranza, en el municipio de Ramales de la Victoria (Cantabria).
El punto de partida más habitual es el barrio de Venta Laperra, desde donde un sendero ascendente conduce hasta un impresionante farallón calizo.
A lo largo de este murallón natural se abren las distintas cavidades que conforman el conjunto arqueológico.
Contexto cronológico
Las manifestaciones artísticas documentadas en estas cuevas se han datado entre el Gravetiense y el Solutrense antiguo, es decir, entre aproximadamente 25.000 y 18.000 años antes del presente.
Aunque su adscripción más común es al estilo III de Leroi-Gourhan, algunos análisis estilísticos y dataciones absolutas permiten vincular parte del conjunto a fases más antiguas del Paleolítico Superior.
Descripción del conjunto
Las cuevas del Arco A, Arco B, Arco C, Pondra y el Morro del Oridillo son todas cavidades fósiles, de pequeño desarrollo interior pero con amplios y cómodos abrigos de acceso.
Su localización en la base y media altura del farallón rocoso las convierte en enclaves estratégicos de refugio y ocupación temporal durante la prehistoria.
Estas características, unidas a la protección natural que ofrecían, explican la riqueza de los yacimientos encontrados en sus vestíbulos.
Yacimientos arqueológicos
Las excavaciones realizadas en los accesos a estas cavidades han revelado niveles de ocupación que abarcan tanto el Paleolítico Superior como fases posteriores de la Prehistoria Reciente.
Los vestíbulos han ofrecido restos de industria lítica, fragmentos de cerámica a mano y evidencia de ocupaciones humanas prolongadas.
No obstante, su mayor valor reside en las manifestaciones rupestres paleolíticas, que se concentran principalmente en las cuevas de Arco A, Arco B y Pondra.
Manifestaciones rupestres
El repertorio artístico de estas cuevas está compuesto por figuras de animales de pequeño tamaño, tanto pintadas en rojo como grabadas en trazo fino.
Las especies representadas incluyen principalmente ciervas, caballos y cabras, con una notable predilección por las figuras femeninas del cérvido.
Estas representaciones se insertan dentro de una tradición naturalista que, aunque esquemática en algunos casos, muestra un claro dominio del trazo y un conocimiento anatómico preciso.
Además de los animales, destacan signos geométricos complejos, entre ellos varios cuadrangulares rellenos de líneas, así como puntuaciones, manchas de color rojo y un gran panel de puntos cuya función simbólica aún no se ha determinado con certeza.
Algunas de estas composiciones presentan una organización rítmica y sistemática que invita a pensar en una intencionalidad comunicativa o ritual.
Las cuevas de Arco A y Arco B concentran buena parte de estas representaciones, siendo la cueva de Pondra especialmente rica en grabados.
El Morro del Oridillo, aunque menos estudiado, contiene algunos trazos asociados a esta misma tradición.
Investigaciones y conservación
El conjunto de cavidades fue descubierto por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (C.A.E.A.P.).
En años recientes, ha sido objeto de un detallado estudio por parte de un equipo de la Universidad de Cantabria, dirigido por César San Miguel Llamosas y Carlos González Sainz, quienes han documentado y publicado la mayor parte de los hallazgos.
Sus trabajos han permitido contextualizar este conjunto en el panorama del arte paleolítico cantábrico y situarlo como un referente de las expresiones rupestres del este de Cantabria.
En términos de conservación, la relativa inaccesibilidad de estas cavidades ha favorecido su buen estado general.
No obstante, su valor patrimonial aún no ha sido trasladado al ámbito público, por lo que su protección efectiva depende en gran medida de su escaso conocimiento y aislamiento.
Importancia patrimonial
El conjunto de cavidades de Arco-Pondra constituye uno de los escasos grupos rupestres paleolíticos del oriente de Cantabria que combinan riqueza artística, diversidad simbólica y contexto arqueológico documentado.
Su secuencia iconográfica permite analizar la evolución del pensamiento simbólico paleolítico, mientras que su ubicación en una zona de tránsito natural como el Desfiladero de Carranza refuerza su importancia como enclave estratégico.
Más allá de su valor científico, estas cuevas ofrecen una oportunidad única para reinterpretar el paisaje prehistórico desde una perspectiva amplia, en la que la movilidad, el arte y el simbolismo configuran un espacio compartido por generaciones de humanos prehistóricos.