Cueva de Santián
Índice Cueva de Santián
A pesar de este mérito, sigue siendo un lugar poco conocido fuera del ámbito académico, en gran parte por la falta de estudios actuales y la escasa divulgación de su historia.
Una historia de descubrimientos tempranos y usos insólitos
La cueva fue descubierta en 1880 por el coronel Manuel Santiyán, quien la acondicionó para visitas privadas y restringidas a miembros de la élite social de la época. Incluso llegó a construir una puerta de madera para proteger su interior.
Este temprano interés quedó reflejado en documentos oficiales de la época, aunque su importancia quedó parcialmente eclipsada por la muerte de Marcelino Sanz de Sautuola, también en 1888.
En 1905, el prestigioso investigador Hermilio Alcalde del Río visitó la cueva y reconoció sus pinturas rupestres, que poco después fueron incluidas en la famosa obra Les Cavernes de la Région Cantabrique, escrita junto a Henri Breuil y Lorenzo Sierra.
Durante los años 50, el Servicio de Camineros de la Diputación acondicionó la cueva para posibles visitas.
En ese proceso, se excavó el yacimiento del vestíbulo, aunque lamentablemente muchas evidencias arqueológicas quedaron destruidas.
No obstante, se encontró un cráneo humano y otros materiales de cronología indeterminada.
Una galería que conecta con el pasado
La cueva tiene unos 350 metros de desarrollo, y presenta dos bocas contiguas. La entrada fue modificada en los años 50 para facilitar el acceso, rebajando sus dimensiones originales. Desde el vestíbulo, una galería sinuosa conduce a la sala principal, donde se encuentra el arte rupestre. Este espacio también fue alterado, con escalones artificiales y rebajes del suelo que afectaron a su forma original.
El recorrido continúa hasta un punto donde las formaciones calcáreas obstruyen el paso. A lo largo de la cueva se observan afloramientos de sílex, que probablemente fueron utilizados por sus antiguos ocupantes para fabricar herramientas.
Arte rupestre y símbolos que aún esperan ser estudiados
A pesar de haber sido una de las primeras cuevas con arte paleolítico identificadas en Cantabria, las manifestaciones parietales de Santián no han sido objeto de estudio profundo. La mayoría de las figuras están realizadas en pintura roja y se distribuyen en dos paneles ubicados en la sala central.
En el panel principal, sobre una cornisa a unos dos metros de altura, hay al menos 16 signos verticales con apéndices superiores que forman una especie de tridente. Enfrente, se aprecia un pequeño signo en aspa. En otro punto del mismo panel se documentaron dos manchas rojas y una posible mano en positivo, aunque muy dudosa. En recodos cercanos hay otras manchas rojas y grabados no estudiados, incluyendo uno que recuerda a los signos en forma de tridente.
La cronología del conjunto no es clara. Henri Breuil propuso una datación auriñaciense, mientras que estudios más recientes, como los de José Alfonso Moure Romanillo en los años 90, sitúan las pinturas en el Magdaleniense. Lo atípico de los signos y su limitada cantidad dificultan una atribución cronológica firme.
Una cueva singular con usos poco convencionales
Con el paso del tiempo, la cueva vivió periodos de olvido y usos poco apropiados. En una etapa posterior, incluso se cultivaron champiñones en su interior y se raspó parte de la superficie para eliminar grafitis, dañando sin querer algunos restos rupestres.
En 2012, se amplió oficialmente el entorno de protección del yacimiento según la Ley de Patrimonio Cultural de Cantabria, aunque de forma polémica: se incluyeron fincas urbanizadas y terrenos de una cantera en activo, sin aplicar medidas reales de conservación.