Iglesia de Santa María de Yermo
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Iglesia de Santa María de Yermo: escultura románica, escenas sorprendentes y arquitectura intacta desde 1203
Un templo rural con una de las portadas escultóricas más originales del románico cántabro
La Iglesia de Santa María de Yermo es una joya del protogótico cántabro que ha llegado hasta hoy con una fidelidad admirable respecto a su estado original. Ubicada en el corazón del casco rural de Yermo, se accede fácilmente desde la carretera que parte de Riocorvo hacia la Virgen de la Peña.
La portada conserva una lápida con la fecha de consagración —1203— y el nombre de su autor: Pedro Quintana, un dato poco habitual que otorga aún más valor documental al edificio.
Lo primero que llama la atención es su fachada sur, donde se encuentra la entrada principal, adelantada ligeramente respecto al muro y protegida por una cornisa sostenida por canecillos decorados con figuras humanas.
El arco de entrada y las arquivoltas son apuntados, propios del estilo de transición románico-gótico, pero lo más curioso es lo que aparece en el tímpano: una escena de un caballero luchando contra un dragón, que se repite también en el interior. Este motivo, cargado de simbolismo, es poco común y da carácter al conjunto.
Una decoración escultórica rica en expresividad y referencias simbólicas
La fachada se completa con dos ventanas de medio punto decoradas con guardapolvos de billetes, una ornamentación geométrica típica del periodo. Sobre ellas, se encuentran dos figuras talladas en piedra: una cabeza de león y otra de una leona con sus cachorros.
Encima del tímpano de la puerta destacan también dos relieves: uno representa a la Virgen con el Niño y el otro a Santa Marina.
Todo el conjunto escultórico se remata con una cornisa decorada con rombos tangentes, también sostenida por canecillos. La calidad de estas tallas, aunque ruda en su técnica, tiene un notable naturalismo expresivo, con formas humanas que conectan claramente con el estilo del claustro de la Colegiata de Santillana del Mar.
Esta relación técnica y estilística la sitúa dentro de un contexto artístico regional coherente y de gran valor.
Un interior sencillo que conserva la estructura original con claridad y coherencia
La iglesia tiene una sola nave rectangular, cubierta con estructura de madera, lo que refuerza su imagen sobria y funcional.
Tras un arco toral apuntado, apoyado sobre capiteles esculpidos con escenas de la Adoración de los Magos y Cristo con los Apóstoles, se accede al presbiterio, cubierto con bóveda de cañón apuntado, y al ábside semicircular, que mantiene su bóveda de horno original.
El ábside exterior está dividido en tres tramos por contrafuertes discretos. En el tramo central se abre el único vano, un ventanal ligeramente apuntado con decoración de entrelazos, que permite una entrada de luz suave, acorde con el carácter introspectivo del espacio.
Aunque la espadaña y la sacristía fueron añadidas con posterioridad, el resto del edificio ha permanecido prácticamente inalterado desde su construcción en el siglo XIII, lo que le otorga una autenticidad arquitectónica que rara vez se encuentra en templos de su antigüedad.
Una visita breve pero intensa que revela mucho más de lo que su tamaño sugiere
La Iglesia de Santa María de Yermo es un claro ejemplo de cómo el valor patrimonial no depende de la monumentalidad, sino de la integridad, el simbolismo y la calidad artística.
Su pequeña escala, lejos de restarle importancia, permite una experiencia cercana, ideal para quienes disfrutan de la escultura románica, los detalles simbólicos y las historias esculpidas en piedra.
El entorno rural que la rodea acompaña perfectamente la visita, que se puede realizar en poco tiempo pero deja una fuerte impresión.
La escena del caballero y el dragón, las figuras talladas en la fachada y la atmósfera sobria de su interior hacen que este templo sea una joya discreta, pero inolvidable, del románico en Cantabria.