Cueva del Cuco
Índice la Cueva del Cuco
Descubierta en 1966 y conocida por sus grabados paleolíticos y su rica estratigrafía, esta cavidad representa un testimonio excepcional de la vida prehistórica, desde el Musteriense hasta el Mesolítico.
Descubrimiento y primeras investigaciones
El descubrimiento de la cueva se produjo en 1966 por el arqueólogo M. A. García Guinea, quien pronto identificó en su interior importantes manifestaciones de arte rupestre.
En 1968, se publicaron los primeros estudios sobre los grabados encontrados, lo que marcó el inicio de una serie de investigaciones que han continuado hasta el presente.
Posteriormente, en 1989, miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) realizaron una nueva intervención, confirmando la importancia arqueológica del enclave.
Ubicación y acceso
La cueva se encuentra al pie de un farallón calizo que domina el paisaje urbano de Castro Urdiales. Es visible desde la plaza de toros de la localidad, lo que facilita su localización.
En la actualidad, su acceso está restringido para garantizar la conservación de sus manifestaciones artísticas y arqueológicas.
El abrigo está orientado al sureste y se encuentra a escasos metros de la costa, lo que habría favorecido el acceso a recursos marinos en el pasado.
Características físicas y estratigrafía
La cavidad tiene un desarrollo lineal de unos 100 metros y presenta una morfología sencilla, con un vestíbulo reducido seguido de una galería estrecha que conduce a una pequeña sala central donde se concentran las manifestaciones rupestres.
El abrigo está flanqueado por dos covachos colmatados que no presentan evidencias de ocupación. En uno de los sondeos realizados por Pedro Rasines del Río en 2005 se identificaron hasta trece niveles estratigráficos, destacando los niveles III a V correspondientes al Gravetiense y a partir del VII al Auriñaciense.
Yacimiento arqueológico
La riqueza del yacimiento radica en su secuencia estratigráfica y en la diversidad de restos encontrados. Destacan miles de piezas de industria lítica realizadas en sílex, como raspadores, lascas y láminas, así como restos faunísticos de ciervos, caballos y cabras.
También se han encontrado restos de moluscos que indican una explotación sistemática de los recursos marinos. Uno de los hallazgos más destacados es un collar completo de época gravetiense, descubierto en un nivel con alta concentración de ocres.
Arte rupestre
En el interior de la cueva se han documentado varios grabados que representan animales como ciervos, cabras, caballos y figuras indeterminadas.
Estos grabados, distribuidos en dos grupos, presentan trazos finos para las figuras más pequeñas y trazos gruesos y profundos para representaciones de gran tamaño, como un ciervo completo.
Por sus características formales, estas manifestaciones se adscriben al estilo III de Leroi-Gourhan, vinculado al Solutrense superior.
Investigaciones recientes y aportes al conocimiento prehistórico
Entre los trabajos más recientes destaca el estudio dirigido por Igor Gutiérrez en 2017, que incluyó dataciones radiocarbónicas de carbonatos formados sobre conchas halladas en el nivel inferior del yacimiento.
Estas dataciones arrojaron una cronología de hasta 45.000 años, lo que sitúa estas ocupaciones en el Paleolítico Medio y las asocia a grupos neandertales.
Asimismo, el análisis de la industria lítica a cargo de Joseba Ríos Garaizar confirma la adscripción musteriense de algunos niveles, lo que refuerza la importancia de este yacimiento en la transición entre neandertales y Homo sapiens.
Conclusión
La Cueva del Cuco representa uno de los enclaves clave para entender la evolución humana en la cornisa cantábrica.
Su secuencia estratigráfica, sus grabados paleolíticos y sus hallazgos de consumo de moluscos por parte de neandertales ofrecen una visión única de la adaptación y la cultura de los primeros grupos humanos en esta región.
Es urgente continuar su estudio y asegurar su conservación como parte del patrimonio histórico de Cantabria.