Iglesia de Santa María de La Asunción en Castro Urdiales
Índice Iglesia de Santa María de La Asunción en Castro Urdiales
Iglesia de Santa María de La Asunción: el gran referente del gótico clásico en la costa cántabra
Un templo monumental que corona el casco histórico de Castro Urdiales
La Iglesia de Santa María de La Asunción domina el perfil de Castro Urdiales desde su enclave privilegiado sobre un promontorio rocoso, junto al castillo y el mar.
Para llegar hasta ella hay que ascender desde el centro de la villa por las empedradas calles de la Puebla Vieja, una ruta que por sí sola ya transporta al visitante a otra época. Su construcción comenzó a principios del siglo XIII, y desde entonces ha sido objeto de numerosas ampliaciones que han ido sumando valor histórico y artístico al conjunto.
Estamos ante el ejemplo más destacado del gótico clásico en todo el norte de España.
Su calidad arquitectónica, su escala, y el refinamiento de sus detalles hacen pensar que fue proyectada por un maestro conocedor de las técnicas del gótico francés, lo que se traduce en un diseño esbelto, lleno de luz y con un equilibrio estructural admirable.
Una iglesia que resume siglos de evolución arquitectónica desde el XIII al XIX
El cuerpo principal del templo consta de tres naves rematadas en una girola que se prolonga desde las laterales y acoge tres capillas radiales poligonales.
La estructura está reforzada por arbotantes exteriores que descargan el peso hacia sólidos contrafuertes rematados por pináculos y unidos por una balaustrada. Este sistema no solo cumple una función estructural, sino que estiliza todo el conjunto, dándole una imagen vertical y elegante.
La fachada oeste conserva la portada principal, un gran arco apuntado con tres arquivoltas sobre soportes escalonados. También se mantiene la conocida como “puerta de los Hombres”, construida en el siglo XVIII en estilo clasicista.
La torre sur y la capilla cuadrada del ábside fueron añadidas en el siglo XVII, la casa del sacristán se incorporó en el XVIII y la capilla de San José se sumó a finales del XIX, lo que convierte al edificio en un auténtico palimpsesto arquitectónico.
En el interior, cubierto con bóvedas de crucería, destaca la altura de la nave central, dividida en tres niveles: arcadas, triforio con arcos ciegos y ventanales superiores que inundan el espacio de luz.
Los pilares, en su mayoría circulares con columnas adosadas, ganan complejidad en las zonas de transición y en los apoyos de las torres.
Escultura, pintura y platería que enriquecen cada rincón del templo
Uno de los grandes atractivos de esta iglesia es su escultura monumental. Los capiteles, portadas, cornisas, gárgolas y elementos decorativos ofrecen una rica variedad de motivos, predominando los vegetales de tradición cisterciense, pero también con figuras animales, monstruos y representaciones humanas de notable expresividad.
Este repertorio escultórico es uno de los más completos del gótico en Cantabria.
El interior alberga piezas de gran valor devocional y artístico. Entre ellas, un Cristo gótico de madera policromada a tamaño natural, datado en el siglo XIV; una Virgen también policromada de piedra, igualmente a tamaño real y fechada entre finales del XIII e inicios del XIV; y un Cristo yacente atribuido al círculo de Gregorio Fernández.
El Retablo del Santo Cristo, de estilo prechurrigueresco, contiene en su centro un lienzo original de Zurbarán.
Además, se conservan diversas piezas de platería litúrgica y, aunque fuera del templo, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se guarda una lauda sepulcral de bronce de Martín Fernández de las Cortinas, datada en el siglo XV y realizada en estilo flamenco.
Una visita imprescindible en Castro Urdiales para los amantes del arte y la historia
La Iglesia de Santa María de La Asunción no solo es un hito arquitectónico, sino también un testimonio vivo del desarrollo artístico y religioso de Cantabria. Es uno de esos lugares que sorprende tanto por su exterior majestuoso como por la calidad de los elementos que alberga en su interior.
Recorrer sus naves, detenerse ante sus esculturas o simplemente observar la luz entrando por los ventanales góticos es una experiencia enriquecedora, tanto para creyentes como para quienes solo buscan comprender la historia a través del arte.
Accesible desde el centro histórico, la visita requiere algo de tiempo para apreciarla en su totalidad. No es solo una parada obligada en Castro Urdiales: es, por méritos propios, uno de los grandes templos del norte peninsular.