Iglesia de San Andrés en Argomilla
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Iglesia de San Andrés en Argomilla: románico en lo alto, entre fieras y figuras
Un templo rural donde la escultura habla en piedra y el tiempo no borra la forma. En lo alto de un camino vecinal que parte desde Argomilla, tras desviarse en Santa María de Cayón, se encuentra la iglesia de San Andrés.
Esta construcción del románico pleno, levantada en la primera mitad del siglo XII, conserva con fidelidad los rasgos más reconocibles del estilo: sencillez estructural, abundante escultura decorativa y una profunda vocación simbólica.
De nave única con planta rectangular y ábside semicircular, su puerta principal se abre en el hastial, actualmente resguardada por un pórtico sobre el que se alza una torre.
La entrada, de medio punto, está decorada con cuatro arquivoltas en las que se alternan motivos de baquetones, dientes de lobo, bolas y billetes, en una composición que anuncia desde el umbral la riqueza visual del conjunto.
Piedra tallada en ritmo: canecillos, cornisas y flores
Tanto la nave como el ábside conservan sus cornisas y canecillos originales. En el muro norte y en el propio ábside, las líneas de billetes recorren la superficie como un bordado de piedra.
En cambio, el muro sur despliega una decoración a base de flores abiertas inscritas en círculos tangentes, creando un ritmo ornamental de gran delicadeza.
Los canecillos de la nave presentan tallas sencillas, mientras que los del ábside revelan mayor complejidad: animales, figuras iconográficas y motivos simbólicos que narran sin palabras.
El ábside, dividido en tres tramos por columnas adosadas sobre contrafuertes, albergaba originalmente tres ventanas, de las cuales hoy solo se conservan dos. Ambas lucen arcos de medio punto sobre columnas, con impostas de billetes por debajo que refuerzan la continuidad decorativa.
Interior recogido, esculturas expresivas
El interior, con cubierta moderna de madera, mantiene la estructura original del arco triunfal de medio punto y la bóveda de horno que corona el ábside.
Una de las particularidades más llamativas se encuentra en las impostas de las cornisas interiores, sostenidas por pequeños canecillos decorados con cabezas de animal, bolas, rollos o simples cavetos.
Los capiteles del arco triunfal merecen especial atención: uno representa fieras enfrentadas disputando una presa; el otro, aves sujetadas por una figura humana en una escena de tensión dinámica.
Estas esculturas, cargadas de fuerza simbólica, guardan estrecha relación con la escultura monumental de la colegiata de Castañeda, lo que sugiere una posible conexión de talleres o influencias directas.
Sarcófagos góticos y huella abacial
Junto al templo, en un cobertizo anexo, se conservan varios sarcófagos góticos. Probablemente pertenecieron a los abades que rigieron esta iglesia cuando aún era abadía, antes de convertirse en parroquia en el siglo XVII.
Estos sepulcros de piedra, sobrios y elegantes, refuerzan la memoria monástica del lugar, dejando entrever la importancia espiritual e institucional que tuvo el templo en otros tiempos.
Hoy, la iglesia de San Andrés permanece en su alto, como si aún velara el paisaje desde su sólida quietud. Entre canecillos, arquivoltas y flores de piedra, sigue hablando un lenguaje antiguo que aún sabe ser comprendido.
PREGUNTAS SOBRE Iglesia de San Andrés en Argomilla
¿Dónde se encuentra la iglesia?
¿A qué época pertenece?
¿Qué elementos arquitectónicos conserva?
¿Qué destaca en su escultura?
¿Qué hay en el cobertizo anexo?
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