Los conductores que se atrevan a circular por la A-67 en dirección a Santander a partir de este martes 30 de septiembre tendrán que armarse de paciencia, resignación… y quizá un buen termo de café.
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha decidido cerrar al tráfico el tramo comprendido entre los kilómetros 127,4 y 128,2, en Campoo de Enmedio, y mantenerlo clausurado hasta, previsiblemente, el 18 de octubre. Eso sí, el corte será “para garantizar la seguridad”, como repite el manual.
La excusa oficial: la rehabilitación del firme entre los kilómetros 117 y 135,9, una obra con un presupuesto de 9,5 millones de euros (IVA incluido, no se olvide), que amenaza con convertir la autovía en un tablero de pruebas para la paciencia de los cántabros. En esta fase, el turno le toca al viaducto de Marlantes, donde se harán trabajos de impermeabilización.
La solución que propone el Mitma no es precisamente mágica: desviar el tráfico hacia la calzada contraria, sentido Palencia, entre unos pasos de mediana “debidamente señalizados”. En la práctica, colas, atascos y cabreos asegurados.
Eso sí, los vehículos especiales de gran anchura (más de 4 metros) tendrán trato de favor, pero con letra pequeña: solo podrán circular los lunes, jueves y viernes de 20:00 a 21:30 horas. Si no, que esperen. Y para el resto, se sugiere la clásica alternativa: salir en el enlace 126, tragarse la carretera N-611, y reincorporarse en el 133. Una vuelta de lo más “sostenible”.
El Ministerio, mientras tanto, saca pecho en sus comunicados y presume de “seguir apostando por la movilidad en Cantabria”. Y como prueba de amor al contribuyente recuerda los más de 160 millones del nuevo nudo de Torrelavega, inaugurado en julio, o los 11,4 millones prometidos para que peatones y bicicletas se atrevan a cruzar las travesías de la N-611 y la N-623. Eso sí: lo de moverse por la A-67 en dirección a Santander, hasta dentro de casi tres semanas, será poco menos que una misión imposible.
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