Torrelavega vuelve a estremecerse. La noche del viernes se tiñó de sirenas y caos cuando un hombre fue brutalmente atropellado en pleno cruce entre las calles José María de Pereda y Pablo Garnica.
El conductor, en un acto de cobardía criminal, huyó a toda velocidad dejando atrás a la víctima tendida, con la cabeza destrozada contra el pavimento.
El herido, en estado crítico, fue trasladado de urgencia al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, donde pelea por sobrevivir. Mientras tanto, la ciudad se pregunta: ¿quién maneja ese coche oscuro —posiblemente negro— que ahora se esconde en algún rincón de Cantabria?
Eran poco más de las diez de la noche, una hora cualquiera para muchos, pero una hora fatídica para este hombre que nunca imaginó que acabaría en una cama de hospital porque alguien decidió pisar el acelerador y después desaparecer, como si su víctima fuese un bulto olvidado en medio de la calle.
La Policía Local ha iniciado la caza del conductor fugado, pero la indignación late en cada esquina: ¿cuánto vale una vida en Torrelavega? ¿Qué clase de monstruo abandona a un hombre malherido y huye entre las sombras?
El barrio entero guarda silencio, pero el asfalto todavía habla. Y exige respuestas.
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