¿Cuántas veces tiene que delinquir alguien para terminar entre rejas? Al parecer, cinco no eran suficientes.
La Policía Nacional ha detenido a un hombre con cinco órdenes de búsqueda, dos de ellas con ingreso en prisión, que seguía cometiendo delitos como si nada.
Hasta que fue interceptado por fin mientras circulaba tranquilamente por la S-20. La historia es de no creer. Este individuo, con un historial criminal de escándalo, se había convertido en un habitual del hurto y el fraude.
Su último golpe: robar una tarjeta de crédito de un coche aparcado en El Sardinero y usarla impunemente para hacer compras en varios comercios, como si el dinero le perteneciera. Y no es un caso aislado.
Se le ha vinculado también con otro robo cometido el 30 de junio, esta vez dentro de una clínica de rehabilitación, donde hurtó la cartera de un empleado para repetir la jugada: compras fraudulentas en distintos establecimientos.
Este delincuente en serie ha acabado acumulando cargos por dos delitos de hurto, uso fraudulento de tarjeta de crédito y usurpación de identidad, una larga lista que haría sonrojar al más curtido de los carteristas. Y sin embargo, hasta su detención, seguía en la calle.
La primera víctima, cuya denuncia activó la investigación, había aparcado su coche en la zona de El Sardinero el 29 de mayo. Tras hacer una compra rápida en el supermercado, empezó a recibir notificaciones bancarias de cargos que jamás había realizado.
Cuando regresó a su vehículo, lo entendió todo: su bolso había desaparecido del maletero, con tarjetas, documentos personales, un portátil y 100 euros en efectivo. Un golpe quirúrgico, sin testigos, sin ruido… y sin remordimientos.
La Policía Nacional, con una investigación eficaz aunque tardía, logró identificar al autor, quien ya tenía antecedentes por delitos similares cometidos en verano de 2023.
Fue finalmente localizado y detenido in fraganti en la S-20, mientras conducía como cualquier otro ciudadano respetuoso de la ley. Eso sí, intentó lo imposible: identificarse con un DNI que no era el suyo, y negar ser la persona que buscaban.
Pero no coló.
Una vez en comisaría, los agentes confirmaron su verdadera identidad y descubrieron lo que ya era un secreto a voces: este hombre estaba siendo buscado por juzgados de Valencia, Plasencia y Santander. Cinco órdenes activas. Dos de ellas, con ingreso en prisión.
¿Y cómo es posible que alguien con semejante historial siga libre durante tanto tiempo? ¿Qué falla en el sistema cuando se permite a un multirreincidente seguir operando impunemente hasta que las pruebas ya son demasiado obvias?
El caso ha encendido todas las alarmas y reabre el debate sobre la impunidad de algunos delincuentes y la lentitud del sistema judicial.
Mientras tanto, la Policía Nacional recuerda a la ciudadanía que no dejen objetos de valor a la vista y que, ante cualquier sospecha, se debe llamar al 091 o usar la app AlertCops.
También insisten en no enfrentarse nunca a los ladrones, aunque todo indique que ellos sí pueden seguir enfrentándose a la sociedad sin apenas consecuencias.
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