Conjunto arqueológico formado por los yacimientos de La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas
Índice Conjunto arqueológico formado por los yacimientos de La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas
- Conjunto arqueológico formado por los yacimientos de La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas
- Un castro gigante con historia en cada rincón
- El debate de Iuliobriga y las huellas del ejército romano
- Un lugar para redescubrir la historia con mirada crítica
- Preguntas frecuentes
- Fotos
- Cerca
- Ubicación
La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas: un campo de batalla de las Guerras Cántabras
En plena Sierra del Escudo, entre los valles del Pas y del Besaya, se conserva uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de la historia militar de la antigua Cantabria: La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas.
Cuatro yacimientos que, vistos en conjunto, revelan con claridad un campo de operaciones de las Guerras Cántabras, aquellas campañas bélicas libradas entre los pueblos indígenas del norte y el imparable avance del Imperio romano a finales del siglo I a.C.
Aunque los primeros en mencionar estos lugares fueron estudiosos como J. de Riancho, no fue hasta las intensas campañas arqueológicas dirigidas por Eduardo Peralta en los años noventa cuando se confirmó la magnitud de este entramado defensivo y ofensivo.
Castros, campamentos romanos, murallas, fosos, estructuras militares y caminos empedrados se distribuyen a lo largo de las cumbres de la sierra como las piezas de un tablero de guerra que aún hoy podemos recorrer.
La Espina del Gallego: el castro indígena que lo cambió todo
El núcleo central de este sistema es La Espina del Gallego, un antiguo castro cántabro de planta irregular protegido por nada menos que tres líneas de murallas con portillos, rampas de acceso y un posible foso defensivo. En su interior se han hallado restos de viviendas de planta rectangular y estructuras relacionadas con la vida doméstica indígena.
Pero el castro no resistió para siempre. Fue finalmente asediado, tomado y ocupado por las legiones romanas, que lo fortificaron con construcciones militares: un barracón de cien metros de largo, un horno de fundición, un edificio aún no identificado y un camino empedrado que servía como acceso interno.
Esta transición de un asentamiento indígena a uno romanizado refleja a la perfección lo que supusieron las Guerras Cántabras: la transformación total del territorio.
Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas: la pinza romana
Apenas a unos kilómetros de La Espina del Gallego, se ubican los campamentos romanos de campaña: Monte Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas. Cada uno de ellos tenía una función dentro de la estrategia militar romana.
Monte Cildá destaca por sus dimensiones y por sus estructuras defensivas, propias de un campamento de larga duración. Por su parte, El Cantón y Campo de las Cercas, más pequeños pero igualmente relevantes, parecen haber servido como posiciones de ataque o vigilancia que cerraban el cerco sobre el castro.
El conjunto sugiere una clara maniobra de asedio, perfectamente calculada por los ingenieros militares romanos, que consistía en aislar al enemigo, cortar sus vías de escape y tomar su posición principal. La toma de La Espina del Gallego no fue una victoria aislada, sino el resultado de una operación militar a gran escala que cambió para siempre la historia de la región.
Un sendero por la historia en plena naturaleza cántabra
Hoy en día, estos yacimientos pueden visitarse siguiendo rutas de montaña que atraviesan la Sierra del Escudo, en un recorrido entre cumbres, historia y silencio.
El acceso a La Espina del Gallego y a los otros enclaves es peatonal, siendo el de Monte Cildá también accesible mediante pista forestal. Es una ruta exigente, pero inmensamente gratificante para quienes buscan algo más que una simple excursión.
Aquí, cada piedra, cada muro y cada trinchera cuentan una historia de resistencia y conquista, de culturas enfrentadas, y de cómo los paisajes de Cantabria fueron testigos directos del fin de una era y el comienzo de otra. Si te interesa la historia militar, la arqueología o simplemente caminar por lugares donde la historia se respira en el aire, este es tu lugar.