Iglesia de San Pelayo
Iglesia de San Pelayo en Arredondo: un templo neoclásico con torre circular y legado indiano
Un proyecto impulsado por un indiano que dejó huella en su tierra
La Iglesia de San Pelayo es el templo principal de Arredondo, una localidad con una fuerte identidad ligada a la emigración cántabra a América.
Fue construida por iniciativa de D. Antonio Gutiérrez de Solana, un indiano originario del pueblo que, tras hacer fortuna en México, regresó con la intención de legar a su localidad un edificio religioso a la altura de su prosperidad.
El proyecto se completó en 1860 y sigue siendo, a día de hoy, uno de los ejemplos más singulares del neoclasicismo en Cantabria.
Ubicada en el centro del pueblo, su volumen y su diseño destacan con claridad sobre el entorno. Es una iglesia de planta rectangular, con tres naves —la central más ancha y alta que las laterales— y un ábside semicircular.
A primera vista, sorprende por su pórtico monumental, una declaración de estilo y simbolismo que refuerza el carácter representativo del edificio.
Una fachada majestuosa que encierra un interior sobrio y bien proporcionado
El acceso principal a la iglesia se realiza a través de un gran pórtico resaltado, al que se llega subiendo una escalinata que acentúa su presencia arquitectónica.
Cuatro columnas de orden corintio sostienen un entablamento arquitrabado y un frontón triangular, siguiendo los modelos del clasicismo más académico. Es una fachada que impresiona, no por su exceso decorativo, sino por su simetría y solidez visual.
En el interior, la nave central está cubierta por una bóveda de cañón, mientras que las laterales presentan bóvedas casi planas, lo que refuerza la verticalidad y jerarquía espacial del conjunto.
Todo el espacio respira una atmósfera sobria, con líneas claras y una distribución equilibrada, en sintonía con el gusto neoclásico de la época.
Una torre circular única y piezas de arte que conectan con el pasado y el otro lado del Atlántico
Junto a la cabecera del templo, aunque exenta de la estructura principal, se alza una torre de sección circular, muy alta y con un balcón volado que recorre todo su perímetro.
Este elemento, tan poco habitual en el contexto arquitectónico cántabro, refuerza el carácter singular de la iglesia y probablemente obedece a un deseo explícito de su promotor por dotarla de una imagen propia, distinta y representativa.
En el interior se conservan algunos elementos artísticos de notable interés. Detrás del altar mayor hay varias tallas romanistas que formaban parte del retablo original. Estas esculturas muestran una sensibilidad estética propia del tránsito entre el Renacimiento y el Barroco, y añaden una capa de profundidad histórica al templo.
Además, se conserva una custodia de plata dorada, realizada a finales del siglo XVIII en la ciudad de México, que representa un vínculo directo entre la historia del templo y los orígenes de su fundador.
Una iglesia de gran presencia estética y valor simbólico en el corazón del Asón
La Iglesia de San Pelayo no es un edificio monumental por sus dimensiones, sino por la intención con la que fue creada.
Es un ejemplo de cómo la arquitectura religiosa puede servir como expresión del agradecimiento de quienes, tras triunfar lejos de casa, decidieron devolver parte de lo recibido.
Su estética sobria, su original torre y sus elementos artísticos la convierten en una parada muy recomendable para quienes se acerquen a Arredondo, ya sea por turismo rural, por rutas de senderismo o simplemente por conocer el patrimonio de la zona.
No necesita grandes ornamentos para impresionar. Su equilibrio arquitectónico, su pórtico clasicista y su conexión con América le dan un carácter único. Es, en definitiva, una iglesia que habla de historia, de raíces y de orgullo local.