La Cueva de las Aguas
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Pese a haber sido descubierta en 1909 por Hermilio Alcalde del Río, y estudiada durante más de un siglo por distintas generaciones de arqueólogos, su nombre sigue siendo desconocido para el gran público.
Su yacimiento arqueológico ha ofrecido un caudal de información que sitúa este lugar como un epicentro cultural del Magdaleniense en el norte peninsular.
Descubrimiento y primeras investigaciones
Fue en febrero de 1909 cuando Alcalde del Río accedió por primera vez a la cavidad, dejando incluso su firma con carboncillo en uno de los paneles como testimonio de su hallazgo.
Poco después, junto a Henri Breuil y Lorenzo Sierra, publicó el descubrimiento en la famosa obra Les Cavernes de la Région Cantabrique (1911), documentando bisontes, signos y figuras que ya entonces se comparaban con las de Altamira.
Con el paso de las décadas, varios equipos —desde los Camineros de la Diputación hasta el Seminario Sautuola y la Universidad de Cantabria— llevaron a cabo campañas de cata, excavación y revisión de los materiales.
Un yacimiento con capas de historia
La Cueva de Las Aguas presenta un doble valor: por un lado, sus manifestaciones artísticas; por otro, su potente yacimiento arqueológico. Se han identificado materiales de época Magdaleniense, como industria lítica, restos óseos, hogueras, cerámica prehistórica, e incluso objetos de la Edad del Bronce.
El trabajo realizado en el marco del proyecto “Los Tiempos de Altamira” (2005-2016) permitió profundizar en tres sectores excavados:
- Sector 1 (Vestíbulo): Se identificaron niveles arcillosos estériles, pero en la base apareció un nivel oscuro con fauna, industria lítica y un arpón plano con perforación en forma de ojal.
- Sector 2 (Galería interior): Se descubrieron hasta cuatro sondeos con gran riqueza arqueológica. La boca actual, probablemente no era la original en época prehistórica, lo que indica una reocupación interior estacional.
- Sector 3 (A los pies de las pinturas): Se documentaron hogares y herramientas. Tres dataciones por carbono 14 arrojaron fechas clave: 17.570, 16.110 y 13.090 años antes del presente, confirmando su cronología solutrense y magdaleniense.
El arte rupestre de Las Aguas
El conjunto pictórico y grabado de la cueva es extraordinario por su variedad técnica y simbólica. En las paredes izquierda y derecha de la galería interior se encuentran:
- Pinturas rojas: puntuaciones, signos cuadrangulares, manchas y dos bisontes en tinta plana roja con la cabeza grabada.
- Grabados incisos: una cabeza de cierva, un signo de tipo parrilla, un claviforme y varias líneas abstractas.
- Manchas de color: pigmentos rojos y morados en distintas áreas.
- Panel fósil: en una concha fósil natural se agruparon puntos rojos, junto a una cabeza de caballo grabado, líneas no figurativas y restos de estriado.
Todo el conjunto se enmarca dentro del estilo IV antiguo de Leroi-Gourhan, con paralelos en arte mueble del Magdaleniense Medio, especialmente por la estilización y técnica de la cabeza de caballo.
Acceso y entorno natural
La cavidad se localiza en un abrigo de grandes dimensiones, orientado al noroeste, en una ladera pronunciada que domina el paisaje entre Novales y Cóbreces.
Se accede desde una pista que parte de la carretera local, y se sitúa justo encima de la captación de aguas de la localidad.
La entrada, de pequeñas dimensiones, da paso a una galería con una gran colada estalagmítica fósil y una notable riqueza de formaciones calcáreas.
Curiosamente, en la misma ladera existe otra cueva denominada también “Las Aguas”, pero los estudios han confirmado que no tiene relación geológica ni morfológica con la que nos ocupa.