Cueva de Las Brujas
Índice la Cueva de Las Brujas
Ubicación y acceso
Situada en una finca privada accesible desde el barrio de La Jerra, la cueva se encuentra en un entorno rural caracterizado por prados y formaciones rocosas.
La entrada, de 5,5 metros de ancho por 1,7 de alto, da paso a un vestíbulo descendente que se ramifica en varias galerías, siendo la de mayor desarrollo la situada a la izquierda.
El acceso está restringido y requiere autorización de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria.
Características geológicas y estructurales
La cueva es un sumidero fósil con un vestíbulo amplio y descendente. Las galerías que parten de este vestíbulo son de escasa profundidad y finalizan pronto.
En su interior se encuentran abundantes formaciones geológicas que enriquecen su valor natural.
Descubrimientos arqueológicos
Aunque se mencionan investigaciones antiguas realizadas por E. Pérez del Molino, el descubrimiento científico se atribuye al Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) a mediados de los años 80.
En la rampa de entrada y en el relleno de una calicata se hallaron fragmentos de sigillata, cerámicas hechas a mano, conchas y huesos humanos, así como una pieza de sílex en superficie.
Arte rupestre paleolítico
En la boca de la cueva se encuentran dos paneles de grabados fusiformes, mientras que en el interior existen varios paneles de grabados tipo “macarroni” no figurativos.
Estos últimos, realizados al pasar las yemas de los dedos por arcilla fresca en las paredes y techos, son comunes en yacimientos paleolíticos como Altamira, Clotilde y Cudón. La cronología de estas manifestaciones se sitúa en una fase antigua del Paleolítico Superior, entre el Auriñaciense y el Solutrense.
Presencia romana
La cueva se encuentra en las proximidades de lo que pudo ser el asentamiento romano de Portus Blendium. En su interior y entorno se han hallado fragmentos de cerámica, tégulas y téselas, indicando una presencia romana en la zona.
Alteraciones contemporáneas
La cercanía de la cueva al núcleo urbano ha propiciado visitas frecuentes que han alterado su estratigrafía y han dejado marcas como nombres grabados en sus paredes.
Estas acciones han mermado su potencial arqueológico y han motivado su cierre al público.
Declaración como Bien de Interés Cultural
Gracias a los hallazgos arqueológicos y su valor histórico, la Cueva de las Brujas fue declarada Bien de Interés Cultural en 1997, lo que ha permitido su protección y conservación.
Leyenda y mitología
La cueva está envuelta en leyendas populares que la vinculan con reuniones de brujas que, según la tradición, partían desde allí hacia Cernégula (Burgos) para celebrar aquelarres.
Una copla popular recoge esta creencia:
“De la cueva de Ongayo
salió una bruja
con la greña caída
y otra brujuca.
Al llegar a Cernégula
¡válgame el Cielo!
un diablo cornudo
bailó con ellas.
Por el Redentor,
por Santa María,
con el rabo ardiendo
¡cómo bailarían…!”
Importancia cultural y patrimonial
La Cueva de las Brujas representa un enclave de gran valor arqueológico y cultural, al combinar evidencias de ocupación humana desde el Paleolítico hasta la época romana, manifestaciones de arte rupestre y una rica tradición mitológica.
Su estudio y conservación son fundamentales para comprender la historia y las creencias de la región.