Termas romanas y necropolis medieval de Maliaño
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Termas romanas y necrópolis medieval de Maliaño: historia viva en el corazón de Cantabria
En un rincón poco esperado, dentro del actual cementerio de Maliaño y junto al Aeropuerto de Parayas, se esconde uno de los yacimientos más singulares y completos del sur de la bahía de Santander: las Termas romanas y necrópolis medieval de Maliaño.
Este enclave reúne vestigios de distintas épocas, desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad Media, en una secuencia histórica fascinante que abarca más de dos mil años.
Aunque las primeras referencias a este lugar datan de 1951, con el hallazgo de tégulas romanas documentado por el historiador J. González Echegaray, fue en la década de 1990 cuando, con motivo de la remodelación del cementerio, se puso al descubierto todo el conjunto arqueológico.
A partir de entonces, quedó claro que San Juan de Maliaño no era solo un núcleo rural más, sino un lugar de gran valor estratégico, residencial y ritual para las distintas culturas que lo habitaron.
Un complejo termal romano de gran relevancia
La parte más antigua del yacimiento corresponde a unas termas romanas que datan de finales del siglo I d.C., un lujo en su tiempo y una clara muestra de la romanización del territorio cántabro.
El edificio principal presenta planta rectangular con dos ábsides semicirculares y fue ampliado con nuevas estancias al menos hasta el siglo III o IV.
Este conjunto termal sugiere que Maliaño no era un simple asentamiento rural, sino una villa con recursos y relevancia dentro de la red romana regional.
Además, en las excavaciones se localizó un segundo edificio, del cual solo se ha podido excavar el atrio de una domus, realizado en adobe, debido a la ubicación del yacimiento bajo el actual cementerio.
Este segundo conjunto ha sido fechado en el primer tercio del siglo II d.C., y sugiere la existencia de un área residencial con cierto nivel social.
Una necrópolis medieval sobre las ruinas romanas
Encima de los restos termales romanos, se descubrió una necrópolis medieval con más de un centenar de enterramientos cristianos, fechados entre los siglos VIII y XIII.
Las tumbas responden al patrón habitual de la Edad Media: cuerpos en posición decúbito supino, orientación este-oeste y ausencia de ajuares, con algunas excepciones.
La superposición de las tumbas sobre las ruinas termales indica un claro proceso de sacralización del espacio romano, reaprovechado siglos más tarde como lugar de enterramiento comunitario.
Este tipo de reutilización de estructuras romanas como espacios religiosos o funerarios es común en el norte de Hispania, pero en Maliaño se ha documentado con una claridad excepcional, ofreciendo una lectura casi continua de cómo los antiguos se adaptaban y resignificaban los espacios construidos por civilizaciones anteriores.
De la Prehistoria a la Edad Media: un enclave constante
Uno de los aspectos más fascinantes del yacimiento es que no solo contiene restos romanos y medievales.
También se han encontrado piezas líticas del Paleolítico Inferior y de la Prehistoria reciente, lo que sugiere que Maliaño fue un lugar de ocupación humana desde tiempos muy remotos.
La combinación de evidencias —termas, cerámica, monedas, esqueletos, estructuras domésticas y restos prehistóricos— convierten a las Termas romanas y necrópolis medieval de Maliaño en un archivo arqueológico único en Cantabria, donde se cruzan miles de años de historia.
Este lugar, aparentemente oculto en un rincón moderno, nos habla del paso continuo de la humanidad por estas tierras. Y lo hace sin alardes, pero con una fuerza documental impresionante.
Maliaño fue, es y seguirá siendo un punto de encuentro entre culturas, épocas y creencias.