Yacimiento romano y necrópolis medieval de Santa María de Hito
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Yacimiento romano y necrópolis medieval de Santa María de Hito: dos mundos bajo una misma tierra
Pocos lugares en Cantabria permiten caminar literalmente sobre la historia como el Yacimiento romano y necrópolis medieval de Santa María de Hito.
Este enclave, situado junto a la iglesia que le da nombre, en las inmediaciones de San Martín de Elines, conserva los restos de una villa romana del Bajo Imperio sobre la que, siglos más tarde, se estableció una extensa necrópolis cristiana.
Es un espacio único, donde la vida y la muerte, la cultura clásica y la medieval, se entrelazan en un mismo terreno, ofreciendo un relato arqueológico que abarca casi ocho siglos.
El yacimiento fue excavado entre 1979 y 1984 y, desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios que lo sitúan como uno de los complejos funerarios más amplios y significativos de toda Cantabria.
El contraste entre las estructuras romanas, con su sistema de calefacción y diseño señorial, y las más de 400 tumbas medievales sobrepuestas, convierte a este lugar en una cápsula del tiempo donde el pasado se presenta sin artificios.
La villa romana: confort, diseño y organización
La parte más antigua del Yacimiento romano y necrópolis medieval de Santa María de Hito corresponde a una villa romana construida entre finales del siglo III y el IV d.C., en plena época bajoimperial.
Su diseño seguía el modelo clásico de las villas rurales romanas, con estancias distribuidas alrededor de un amplio pasillo de acceso.
Las salas de recepción y las habitaciones principales contaban con hypocaustum, el sofisticado sistema romano de calefacción por suelo radiante.
En el ala norte se encontraban las zonas de uso común, posiblemente destinadas al trabajo agrícola o a servicios domésticos.
El terreno irregular hizo que las habitaciones se distribuyeran a diferentes alturas, conectadas entre sí mediante escaleras.
Este detalle añade un valor adicional al yacimiento, ya que refleja la adaptación de la arquitectura romana al paisaje cántabro y su capacidad para integrar funcionalidad y estética incluso en entornos rurales.
La necrópolis medieval: siglos de memoria bajo tierra
Encima de los restos de la villa romana se desarrolló una gran necrópolis cristiana que estuvo activa desde época visigoda (siglos VI–VII) hasta la plena Edad Media (siglo XII). Esta necrópolis es, hasta hoy, la más extensa excavada en Cantabria, con más de 400 tumbas documentadas.
Los enterramientos siguen el patrón cristiano clásico: los cuerpos en posición decúbito supino, orientados de oeste a este, con una sorprendente variedad de estructuras funerarias, desde simples lajas de piedra hasta ataúdes de madera y sarcófagos tallados.
Uno de los hallazgos más destacados fue un broche de hueso bellamente decorado, con motivos vegetales y aves afrontadas, que actualmente se conserva en el Museo Regional de Arqueología y Prehistoria de Santander.
Esta pieza no solo es valiosa por su ornamentación, sino por su capacidad para contarnos una historia: la de un pueblo que, siglos después del Imperio, mantuvo sus ritos, símbolos y formas de recordar a sus muertos.
Una visita para conectar con el pasado profundo de Cantabria
Acceder al Yacimiento romano y necrópolis medieval de Santa María de Hito es fácil: basta con dirigirse hacia la iglesia desde la localidad de San Martín de Elines. El entorno es rural, tranquilo, cargado de esa atmósfera silenciosa que acompaña a los lugares con historia.
No encontrarás aquí grandes edificaciones ni museos tecnológicos, pero sí algo más valioso: la autenticidad de los vestigios que cuentan sin filtros la historia de quienes vivieron, trabajaron y fueron enterrados aquí durante siglos.
Es un lugar perfecto para amantes de la historia antigua, del arte funerario, y de esas historias que se esconden bajo nuestros pies.
Una visita a este yacimiento es también un homenaje a la continuidad de la vida sobre la tierra, y a la memoria que perdura mucho después de que la historia oficial haya pasado página.