Una nueva pieza del ya turbio ‘caso Koldo’ vuelve a agitar los cimientos del PSOE y deja aún más en evidencia la telaraña de influencias, favores personales y posibles pagos encubiertos que envuelven al entorno del exministro de Transportes José Luis Ábalos. Según el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Jacobo Pombo, un cántabro con lazos internacionales y bien conectado, habría enviado durante cuatro meses consecutivos 1.025 euros al exasesor Koldo García, pieza central de esta presunta red de amaño de contratos públicos.
La revelación no es menor. Aparece en la transcripción de una conversación entre Koldo y Santos Cerdán, actual dirigente socialista y antiguo ‘número tres’ del PSOE. En esa charla —celebrada en diciembre de 2023 y recogida en el informe policial— Koldo admite que recurrió a “varias personas” para que le ayudaran a salir adelante económicamente. Y entre esas personas figura Pombo, a quien el propio Koldo reconoce como alguien que le realizó transferencias mensuales mientras aún estaba vinculado al Ministerio de Transportes y al partido.
“Le pedí ayuda a Jacobo Pombo… para pagar mi nómina”, se escucha decir a Koldo. Unas palabras que, por sí solas, bastan para alimentar las sospechas sobre una red clientelar en la que el reparto de favores personales y las puertas giratorias parecen moneda común. La conversación además pone de relieve cómo el propio Koldo trató de conseguir apoyo económico del hijo de Ábalos, a través de empresas, pero sin éxito. Fue entonces cuando —según su propio testimonio— llegó la ayuda desde México: los pagos de Pombo, quien reside allí.
Vínculos sospechosos que se repiten
Jacobo Pombo no es un desconocido en esta historia. Su nombre ya aparece en otra investigación que sigue la Audiencia Nacional por supuestas mordidas y adjudicaciones amañadas en la compra de mascarillas durante la pandemia. En febrero de 2024, el juez Ismael Moreno señalaba tanto a Pombo como al exministro Ábalos como “intermediarios” de la trama. Una acusación de enorme calado que dibuja un mapa de relaciones opacas entre políticos, asesores y presuntos comisionistas.
El perfil de Pombo no pasa desapercibido: presidente del Global Youth Leadership Forum —un evento de jóvenes líderes que se celebra en Santander y que ha contado incluso con la participación del propio Ábalos cuando era ministro—, delegado del Gobierno en la cumbre Youth 20, y responsable de proyectos internacionales en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Un currículum brillante, pero que ahora queda empañado por su posible implicación en uno de los mayores escándalos de presunta corrupción que salpican al Gobierno central en los últimos años.
¿Favores encubiertos o pagos por silencio?
La gran incógnita sigue sin resolverse: ¿por qué alguien como Pombo enviaría dinero mes a mes a un exasesor señalado por amañar contratos públicos? ¿Es solo un gesto solidario o hay algo más detrás? ¿Por qué un ciudadano con tantos vínculos institucionales mantiene esa relación económica con una figura clave en una presunta red corrupta?
Lo que está claro es que, por más que se intente restar importancia desde el ámbito político, los hechos hablan por sí solos. El dinero circula entre los mismos nombres, los favores se encadenan, y los silencios se compran caros. Mientras tanto, el ciudadano común sigue esperando explicaciones que nunca llegan.
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